jueves, 29 de mayo de 2008

Veo...

Veo un mañana donde la oscuridad predominante hace imposible distinguir el día y la noche. Sólo las sombras juegan a formar figuras sobre un fondo opaco que ha olvidado los rayos luminosos que un día, ya muy lejano, le mostraban el camino a seguir.

Veo un mañana donde la lluvia será un acontecer divino, un recuerdo de la abundancia del pasado y un anhelo de deseo del futuro. Ya no hay purificación, ni frescor, ni ese olor a nuevo renacer que impregnaba a cada cosa que tocaba. Ya no hay más que agua contaminada por las impurezas de una atmósfera devastada por nuestro mal hacer, un agua que quema y arrasa todo aquello a lo que alcanza como caballero vengador de su amada señora.

Veo un mañana donde las plantas desistieron de intentar alcanzar el sol, donde la desertización roba terreno a la vida y donde el oxigeno no es capaz ya de mantener encendida una pequeña llama: la esperanza ha sido desterrada.

Veo un mañana donde el agua dulce se transforma en leyenda, el manto verde en mito y la Madre Naturaleza en una segunda Atlántida.

Veo un mañana odiado por los futuros, fruto del pasado y temido por los presentes. El silencio será el único habitante de la creación del ayer, el que acallará los sentimientos de todos y tras el que más allá no habrá nada, tal vez el descanso eterno.

Veo y no quiero ver pues mis pesadillas toman forma en la realidad y yo, yo sólo quiero soñar para evadirme de ella.
Vanesa