sábado, 1 de noviembre de 2008

Fin de semana

Fin de semana. Noche del sábado. Cualquier bar de cualquier sitio. Los amigos, las copas y tu mente se abre para escuchar la cosa más inverosímil, la tontería más grande que hasta ese momento un habías oído o una declaración de intenciones por parte de las persona que menos te habías imaginado. Y si no,…siempre puedes poner la oreja a la conversación de al lado porque si de algo podemos presumir, no es de hablar bajo precisamente.

Entonces te descubres en una realidad donde el yo de cada uno pugna con el de los otros para contar historias personales, recuerdos de tiempos mejores e indiscreciones que van aumentando con el calor de cada copa.

Todo vale: las distintas seducciones de los chicos/as, las contestaciones ingeniosas, las proposiciones deshonestas, la participación en una de estas, el aguante de las noches interminables, las oportunidades perdidas, los proyectos futuros, los sueños perdidos, los amores fallidos, los ánimos vencidos…

La noche acaba y cada uno regresa a la rutina de sus vidas particulares, pero la satisfacción del orgullo henchido o del alma desahogada perdurará hasta la próxima reunión.

Saber escuchar sin participar en el ciclo es harto difícil y…si no tienes nada que decir, siempre puedes pincelar tus experiencias con algún matiz que las haga interesantes…hay quien lo llama mentir pero…quién es uno para juzgar a los demás…
Vanesa

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