miércoles, 18 de marzo de 2009

Gracias.

No sé si esto que es un texto (y la rima no es casual) es literatura, es filosofía o qué demonios es. Llevo siete años en el primer escalón del gremio y a menudo me asaltan las dudas, como a cada uno de vosotros en lo vuestro, supongo, de si algún día seré capaz de alcanzar el siguiente, como el pobre Gus Gus de mi Cenicienta, que para ayudar a su amiga tuvo que subirse sin resuello, sudando mares de grasilla y entre remolinos de desesperación y posibles embolias, lo que para nosotros sería el Everest. Me siento muy identificada con ese ratoncillo, aunque sólo sea por su torpeza habitual…

Para subir un escalón casi nunca uno se ve capaz de hacerlo solo, porque no sabe, porque no puede. A veces ese uno (que soy yo, que eres tú) es demasiado orgulloso como para reconocerlo o no encuentra valor para pedir que alguien le aúpe, aunque también ocurre, y no en pocas ocasiones, que cuando lo hace se equivoca al escoger el receptor del mensaje y este se pierde entre puntos suspensivos.

Pero yo no quiero hablar de los que hacen oídos sordos, de los que no acuden. No, mis líneas son para los que aparecen de la nada entre las astillas, desconocidos o desaparecidos, que dejan su condición de “des”, alargan la mano y te prestan su fuerza para seguir adelante cuando hace falta, para acompañarte en el descanso y en la reflexión cuando existen dudas (las eternas dudas), hacerte reír del menor comentario, o por el contrario, compartir tu silencio ante el hermetismo más absoluto… sea como sea, y aunque supongas un rodeo en su camino para modificar el tuyo, siempre permanecen ahí.

Pese a todo (y ese todo es muy amplio), me considero muy afortunada. A mi alrededor siento a gente que me abre las puertas de su casa (aquí, en otra ciudad, en otro país, incluso pasando el charco), y/o de su tiempo y/o de su atención. No hay reservas, no hay recompensas, salvo, me imagino, la compañía de este Gus Gus un tanto alocado, contradictorio, tímido, con el que a veces (lo sé y lo siento) resulta difícil lidiar. En todo caso, a todos, los presentes, los lejanos, los cotidianos, los esporádicos (y eso sólo aparentemente), los antiguos y los modernos, muchas, muchas gracias por estar aquí.

Vicky

1 comentario:

JavierL dijo...

Sip, es cierto que en la vida a veces nos cuesta pedir ayuda... asi que ya la estas pidiendo!!!

Un saludete ;-)