viernes, 23 de diciembre de 2011

La fecha

Los días pasaban y la fecha se aproximaba en un horizonte ya no tan lejano. Todavía se preguntaba que le impulsó a pronunciar unas palabras que lo encadenaban a un presente del que nunca se había sentido parte. Se mintió a sí mismo y a los demás, haciéndose y haciéndoles crrer que le satisfacía su forma de vida, que no era egoísta y que se conformaba con todos los logros que había conseguido al cabo de los años. Siempre pidiendo consejos, siempre escuchando lo que los otros tenían que decir desde el exterior y él, mientras, siempre intentando hacer suyas esas palabras en su pequeño islote interior.

En un principio, se dijo que estaba asustado por el nuevo proyecto que en unos meses estaba a punto de iniciar, que todo se iría asentando con el tiempo y que ella le ayudaría con el proceso de adaptación. Nada de eso pasó. El miedo se transformó en auténticos ataques de pánico; el amor en muecas de desagrado y enfado; el futuro en una tierra desolada donde se iba consumiendo por el pesar, el fracaso y los sueños frustrados.

¿Conseguiría pararlo? No lo sabía porque, en el fondo, seguía siendo ese chiquillo asustado que se ilusionaba por los principios para más tarde abandonarlos por falta de interés. Era cobarde, sí, y comprendía que, una vez más, su vida se había convertido en una linealidad que le aburría y hastiaba. Anhelaba un cambio, una nueva motivación que le dejara volar con libertad, que le permitiera dejar atrás todos esos lasgtres que le estaban anclando a un territorio hostil.

Sí, quedaba poco tiempo, desconocía lo que quería para su futuro pero repudiaba su presente y, mientras en su interior pugnaban mente y corazón en busca de una luz, los días pasaban y la fecha se aproximaba...

Emaleth

martes, 6 de diciembre de 2011

¿Qué es la filosofía?

Una pregunta sencilla a la que podemos responder de múltiples y complejas maneras atendiendo a la diversidad de su naturaleza pero que podemos aunar todas ellas remitiéndonos a su componente etimológico. Por tanto, filosofía es una palabra de origen griego compuesta por dos sustantivos, φιλος y σοφια, cuya traducción es “amigo de la sabiduría”.

Hasta aquí, todo libro de filosofía de primero de bachillerato comienza con esta definición su tema inicial, aquél que suele titularse con la frase que encabeza este escrito o, en tal caso, con la ilustrativa y ya frase hecha: el paso del mito al logos. Tras la lectura de estas líneas, todos inspiran en mí el mismo sentimiento: cerrarlo y golpearlo contra la pared más cercana y, eso, sin añadir la impotencia y rabia que me transmiten unos profesores que en lugar de intentar hacer resurgir el interés por una disciplina que ya llamaba Platón la primera de todas las ciencias, la hacen más incomprensible e inútil que nunca.

Tras la definición etimológica, corresponde introducir el lugar y la fecha en donde se inicia dicho fenómeno para luego omitir el por qué fue allí y no en otro lugar ni en otra fecha. De esta manera, la filosofía pasa a ser un saber que surgió por ciencia infusa y que el caprichoso dedo del azar quiso situar en ese y no en otro lugar del mundo.Sin embargo, aún dudo de si es para enmendar la anterior imprecisión explicativa, rellenan dos caras con las definiciones de mito y logos: dos conceptos importantes pero cuyo análisis y características necesitan escasas líneas; el resto que se incluya, es simple repetición de ideas para despistar a un alumno cuya única intención en su lectura es la de aprenderlo de memoria para plasmarlo en un examen.

Podría seguir con la pregunta del arjé o de la figura de los presocráticos, pero todos estos ejemplos son solo reflejo de una misma realidad: una educación pésima e ineficaz, profesores sin motivación para ellos ni para sus alumnos, estudiantes incapaces de hacerse preguntas, desconocedores de un vocabulario amplio e incapacitados por sí y por otros de la necesidad del entendimiento y la comprensión para todo ámbito y propósito en la vida.

Actualmente cabe preguntarse si queremos formar personas autónomas y reflexivas o unos loros que repitan automáticamente lo memorizado. Revisando los libros de texto, parece ser que la respuesta ya ha sido tomada…
Emaleth

martes, 8 de noviembre de 2011

El debate

Ayer, en principio, me negué a presenciar el debate político protagonizado por Rubalcaba y Rajoy ante las inminentes elecciones del 20 de Noviembre. Sin embargo, la curiosidad, siempre traicionera en el género humano, hizo que hoy empezara a verlo por internet con la pequeña esperanza de poder disfrutar de una verdadera conversación política. Lo sé, soy así de ilusa.

El debate, dividido en tres grandes bloques, se inició con la problemática actual más agravante: la economía y política de empleo. Debo confesar que es lo primero y último que vi porque la curiosidad fue rápidamente sustituida por la desilusión y, ésta, por el rechazo absoluto a seguir perdiendo el tiempo.

No puede haber debate político porque a pesar de existir un mismo origen de argumentación, ambos usan una línea de razonamiento distinta que impide una coherencia discursiva. Por una parte, Rubalcaba dividió su exposición en cuatro puntos:

• Origen de la problemática económica.
• Autocrítica (breve, eso sí)
• Propuesta y explicación (también breve) de soluciones inmersas en su estrategia política.
• Estudio del programa político contrario (algo novedoso) con las preguntas que consecuentemente pueden surgir de la lectura del mismo.

Hasta aquí, me lo crea o no, debo reconocer la grata satisfacción que me produjo este inicio. Llegué a creer que, tal vez, la situación actual podría haberles acercado mínimamente al verdadero hacer político. Pero, como bien expresa la sabiduría española: “poco dura la alegría en casa del pobre”.

Por su parte, Rajoy insistió en su actuación del último debate contra Zapatero: acusaciones, exposición constantes de números y fechas (menos mal que esta vez no hubo gráficas) y respuestas que brillaban por su ausencia.

Una vez más, gracias a la disparidad de argumentación, nos encontramos con una nueva conversación de besugos y repetida representación del tú más. En ese momento pensé en mis alumnos quienes ejecutan la misma función día tras día: uno, asemeja su actuación a la de otros tantos para justificar su proceder e intenta ofrecer a continuación una forma de compensación o de solución mientras, el otro, intenta brillar apoyándose en la simple culpabilidad del otro.

Si no tengo paciencia para escucharlo en críos, menos para hacerlo con unos adultos que deberían haber superado esa etapa con la madurez. Solo cabe en mi cabeza pensar que ya no nos tratan únicamente como tontos, sino que además nos toman como tal y, lo que acentúa mi preocupación es que yo misma empiezo a considerar si no tendrán razón por hacerlo….
Emaleth

lunes, 17 de octubre de 2011

El olvido

Una mano insegura se posó sobre el blanco folio. Le angustiaba comprobar que la última de sus habilidades hubiera quedado también en el recuerdo de un esplendor pasado. Ya había tomado una decisión: un nuevo fracaso sería la última señal, aquella que le empujaría hacia ésos con los que tantas veces había hablado y que ahora parecían haberle abandonado. Cerró los ojos para concentrarse. La punta de la pluma permanecía muda, esperando dar vida a unas palabras que acabarían con la suya propia.

Una gota de sudor cayó sobre el papel. Estaba demasiado tenso. Nunca había funcionado de esa manera pero la obsesión y la temeridad ganaban a la prudencia. No era un juego, su vida se hallaba en suspenso, en una ruleta rusa que escapaba a su control.

Intentó concentrarse de nuevo. Un murmullo lejano fue ahogando el silencio de la habitación. Pequeños susurros al principio, risas ahogadas a sus espaldas contenidas en sinuosas sombras que, poco a poco, iban estrechando un círculo a su alrededor.

No podía demostrar miedo, pero supo que la debilidad se había apoderado de él cuando el golpe seco de la pluma sobre el frío cristal de la mesa. Las voces subieron de tono. Las sombras empezaron a cobrar formas mientras la habitación desaparecía en un hondo abismo negro donde su cuerpo parecía flotar en el vacío.

El pánico buscaba su oportunidad. No comprendía lo que pasaba. Nunca habían jugado así con él, por qué le causaban tan siniestra tortura…

“¡Necio!”-Escuchó como respuesta a su último pensamiento. Solo esta palabra bastó para desencadenar las bulas de miles de espectros a su alrededor. Fue entonces cuando empezó a verles acercándose silenciosamente hacia él. Rostros malvados, deformados y olvidados a través del tiempo cuya única búsqueda se centra en la venganza de unas causas ya perdidas en el presente, en un mundo donde la existencia es el reflejo deformado de lo que fueron en el ayer.

No tiene donde huir. No hay salida por la que escapar. Sus perseguidores forman una perfecta muralla sin fisuras a escasos centímetros de él y, es en aquel momento, solo entonces, cuando despliegan sus brazos, no amenazantes, sino en forma de invitación a ser uno de ellos.

Las tinieblas se disipan. Resignado, mira sus propias manos, que se descubren semejantes a las de los que le rodean. Ya no puede invocarles, no puede seguir preguntándolos ni guiarlos porque, en su locura y frustración, había olvidado que largo tiempo ya eran compañeros de viaje…
Emaleth

lunes, 22 de agosto de 2011

JMJ

La finalización del JMJ llegó con gran pesar para unos y con gran alivio para otros. Y, tras tanta celebración e indignación, llega el momento de la reflexión y de hacer cuentas. La segunda, no me interesa demasiado ya que a la vista está que un país continuamente amenazado por el abismo de una segunda recesión, no debería haber sufragado un acontecimiento que supera de sobra sus posibilidades provocando a un pueblo ya castigado que se siente doblemente engañado al ver en qué se gastan sus impuestos.

El problema no es la religión sino la financiación de un gasto inconstitucional y por el que la gente tiene reconocido ejercer un derecho que sí está recogido en la Constitución: la manifestación. Para las altas expectativas tenidas en este movimiento, una manifestación es una contrariedad, una acción convulsa por parte de unos alborotadores que dañan la buena imagen de España y, sobre todo, de esos políticos que intentan siempre desviar la atención y limpiar una imagen que consiga romper el ateísmo político del momento. Para todos estos, parece ser menos desprestigiante mandar a sus fuerzas policiales para ser retratados en continuas muestras de brutalidad y violencia desmedida hacia unas personas que solo expresaban su rechazo a un acto que contravenía la aconfesionalidad del país y no del ateísmo como se ha dicho reiteradamente en diversos informativos. Siempre hay gente que provoca, los españoles somos muy dados a abrir la boca sin pensar en las consecuencias que pueden conllevar las palabras vertidas, pero ver como acometían contra gente que no hacía nada deja al desnudo la indefensión del ciudadano y el recuerdo de unos tiempos donde la expresión abrazaba peligrosamente la represión.

La Iglesia necesita adaptarse a los tiempos y ganarse el amor de los jóvenes para garantizar su supervivencia. Sin embargo, tras los hechos acontecidos en estos días pasados, la tolerancia de la que hace estandarte quedó anulada en unas afirmaciones poco acertadas en las que los cristianos se veían como un rebaño atacado por las malignas garras de unos ateos que había que parar debido a su aumento en las últimas décadas. Una vez más, reitero la necesidad de la crítica en una actualidad donde imperan los dualismos, donde los grises desaparecieron de la escala cromática y donde el yo tengo razón pasa por barrer a todos los que le contraríen. Por qué no considerar que muchos de esos manifestantes eran cristianos que no consideraban acertada la venida del Papa con su séquito en tiempos tan adversos; por qué no dar autonomía crítica a unos cristianos que piden algo más de una autoridad que parece haberse quedado en un mero ídolo de masas; por qué seguimos confundiendo fanatismo con creencia….

Muchas son las preguntas y otras tantas sus respuestas aunque a veces creo que el acceso a la educación no ha servido para acabar con los atisbos medievales: seguimos en una oscuridad de la ignorancia; la única diferencia: el no creernos tales.

No soy atea ni voy en contra de éstos, solo creo que vivo en un país de sordos y ciegos que, a pesar de su apariencia, sigue anclado en un pasado que desconoce el verdadero y profundo significado del concepto progreso.
Emaleth

lunes, 8 de agosto de 2011

El examen

“La conquista de las Galias por el Imperio Romano”. ¿Qué tipo de pregunta era esa? Cómo podía recordar algo que sucedió siglos antes de que él mismo naciera. ¡Qué estaba sucediendo con el sistema educativo! ¡¿Acaso el colegio se había convertido en una mera institución carcelaria y de tortura?! ¡¿No tenía él derechos como todo el mundo?! La respuesta la sabía demasiado bien; en el último examen le negaron la posibilidad de apelar varias preguntas que, en su criterio, no aportarían beneficio alguno en su vida y, para el colmo de su indignación, le amenazaron con la expulsión y una llamada a sus padres. Aún seguía sin comprender la necesidad de identificar un sujeto o un predicado en una oración. ¡Pero si ya estaba hecha! ¡Menuda estupidez!

El caso es que no podía llevar otro suspenso a casa; en la escuela empezaban a preguntarse si el término especial que utilizaba su madre para defenderlo tenía otro significado igual de “especial”. Intentó concentrarse en la respuesta pero sus ojos vagaban inevitablemente hacia el reloj de la clase contabilizando los minutos que lo separaban de la libertad.

Mientras decidía qué actividades ocuparían su tiempo esa tarde, le pareció oír una lejana voz que avisaba de la pronta finalización del examen. Helado, estudió el reloj atentamente para darse cuenta que cinco minutos era todo lo que le restaba de una hora en la que lo más provechoso que había hecho era escribir correctamente su nombre en la parte superior de la hoja.

Rápidamente, esgrimió con agilidad el bolígrafo y de su punta brotaron rápidas palabras que acabaron ocultando la desnudez del folio. Una firma, una sonrisa en la entrega del examen y, una vez más, la satisfacción del trabajo bien hecho.

Mientras salía por la puerta, solo una duda asaltaba su mente: en la defensa de la Galia contra los romanos, ¿cómo se llamaba ese gordo que siempre acompañaba a Asterix?...
Emaleth

jueves, 23 de junio de 2011

Asamblea de barrio - 15M

Ayer estuve en la asamblea de mi barrio. La verdad es que nos cuesta participar en la asamblea. Yo puedo comentaros las tres sensaciones (por llamarlo de alguna forma) que recorrieron mi cuerpo y que me impulsaron a no decir ni siquiera: "miércoles" cuando se veian opciones de días de la siguiente asamblea.

1.- Sentimiento de no saber muy bien como funciona esto. El permanecer a la expectativa por no saber muy bien que "hay que decir". Supongo que producto del cambio de una democracia que nos pide una papeleta cada 4 años a una democracia que nos pide participación real y directa. Es la misma sensación que despertar de un largo sueño e ir abriendo poco a poco los ojos... la garganta ronca y duele pues hacía mucho que no se usaba... la mente sigue en zozorra mientras poco a poco notas: "estoy despertando... ¿donde estoy?"

2.- Miedo al micrófono. Y ahí veo claro que es causa de un mal concepto del "Protagonismo". Todos seguimos cayendo en el error de ver como protagonista al que tiene el micrófono y nada más lejos de la realidad. La protagonista es la asamblea y cada uno de los que la formamos. El que tiene el micro solo lanza una idea, el protagonismo real es el discutirla si no estas de acuerdo o aplaudirla. Estamos acostumbrados a espectáculos y a tener derecho solo a ver oir y callar (como decía Galeano). Tenemos que romper este miedo y retar a la gente a que coja el micro por primera vez para dar su opinión... sobre todo al principio cuando se estan formando las asambleas. Luego ya habrá tiempo de limitar turnos de palabra y demás pero la clave es romper ese miedo inicial.

3.- Verguenza a decir una estupidez. Ante esto nadie esta libre, a todos se nos puede pasar una idea por la cabeza que luego resulta ser bastante "idiota"... sin embargo la suerte que tenemos es que hay una asamblea que elige entre todas las propuestas, que hay muchas mentes pensantes que pueden decirnos "creo que se te ha ido la olla". De alguna forma cuando damos una idea, una propuesta, una opinión nuestra red es la asamblea que nos salva en caso de no haber dado en el clavo. Y por otro lado esta verguenza limita la participación, hace que ideas buenas no salgan a la luz y es algo que YA no podemos permitirnos. Cuantas más ideas mejor, mas grande será nuestra libertad a la hora de elegir.

Supongo que todo esto se aprende andando, como casi todas las cosas, así que por mi parte adelante con la siguiente hasta que aprendamos un poco más como funcionar. Para un observador externo la asamblea de ayer puede verse como un casi fracaso... para alguien que sabe ver pasos, fue el primer paso, lleno de dudas, de una larga ruta.

domingo, 5 de junio de 2011

Y tras la primavera, llega el verano

Mientras las lágrimas nublaban sus ojos, una mano temblorosa descendió hacia su bolso, buscando a su pequeña amiga. Nunca deseó tanto su ayuda como en ese instante. Dejó que hablara mientras el pensamiento de venganza iba emergiendo en la realidad. Pronto ya no escucharía sus mentiras piadosas, sus eres una chica muy especial pero… sus es por mí y no por ti… No parecía ser consciente dentro de su estupidez en que los quince y veinte años ya quedaban muy lejos, sepultados en alguna esquina de la memoria.
Podía leer en su expresión lo listo que se creía, la leve sonrisa de alivio que se cruzaba en su rostro cada vez que asentía a sus palabras, la falsedad de unas promesas garantes de amistad eterna y el siempre tópico de me tendrás para lo que quieras… todo ello desmentido por el nerviosismo de una mirada que trata de evitar un enfrentamiento directo con la verdad.

De repente su boca enmudeció rompiendo la cadena de mis pensamientos. Su cara reflejó el puro miedo que le inspiraba mi amiga tras el abandono de su escondite. Una sonrisa cruel, un pulso firme y los segundos precisos para que hasta él pudiese comprender lo que estaba a punto de suceder: su muerte.

El silencio la hizo despertar. Él seguía ahí, mirándola con compasión e intranquilo por su falta de reacción. Sacó la mano de su bolsillo en la que estrechaba con fuerza un paquete de pañuelos. Lo miró y se lo tendió. Él lo cogió sin entender pues no sabía que ya no los necesitaría más, ya no lloraría más pues, al igual que las alergias, tras la primavera llega el verano y ya solo podía esperar algo mejor que aquello que la había abandonado...
Emaleth

domingo, 15 de mayo de 2011

La ironía de la vida

El mundo es cruel. No es una suposición, es una terrible verdad. Una gran parte de esa crueldad viene dosificada en cantidades ingentes del propio ser del hombre aunque, sin eximirle de su culpa, se debe reconocer otro agente activo que no es más que esas fuerzas constantes que no vemos y que, insistentemente, muchos filósofos han intentado definir con diferentes conceptos: el devenir, el mundo como voluntad, el materialismo dialéctico, lo dionisiaco…



El hombre se abriga en esta incertidumbre para explicar, y sobre todo, justificar fracasos personales en su vano y estúpido intento por controlar la naturaleza, el acontecer, ese caos en el que reina el aparente equilibrio de la realidad. En la antigüedad el filósofo, en su humildad, reconocía la limitación del ser humano, la corruptibilidad de la materia y lo mutable de su esencia. El conocimiento era, a su vez, limitado en tanto que superaba la capacidad del hombre para abarcarlo. No sólo eso, éste necesitaba de un ejercicio previo a la pretensión de llegar a conocer que abarcaba un tiempo que muchas veces alcanzaba una madurez avanzada.



Las herramientas actuales han cambiado, la información se acumula y se preserva pero la ignorancia ha aumentado: pretendemos ser superiores y capaces de dominar y afrontar esas fuerzas cuando no somos capaces de controlar nuestros propios impulsos amorales y primigenios. La adaptación y la convivencia con la irracionalidad de la vida son vistas como una fantasía del ayer. Todo el mundo tiene acceso a la información pero, ¿sabe distinguir entre la falsa y la verdadera?, ¿le importa hacerlo?, ¿sabe usarla correctamente?, ¿qué consecuencias puede obtener de su uso? No, no le importa y los intereses particulares justifican cualquier acto egoísta que ignora las implicaciones de una acción dirigida por un saber irresponsable que no toma en cuenta el después.



El hombre camina inexorablemente hacia su destrucción y no hay mayor certeza que saber que a pesar de todo el conocimiento del mundo, no aprende nada, se jacta de su vileza y muere con la venda aún intacta ante sus ojos.



“¡Es preferible no saber nada que saber mucho a medias! ¡Es preferible ser un necio por propia cuenta que un sabio con arreglo a pareceres ajenos! Yo-voy al fondo:-¿qué importa que éste sea grande o pequeño? ¿Qué se llama pantano o cielo? Un palmo de fondo me basta: ¡con tal que sea verdaderamente fondo y suelo!-un palmo de fondo: sobre él puede uno estar en pie. En la verdadera ciencia concienzuda no hay nada grande ni nada pequeño. (…)Donde mi honestidad acaba, allí soy ciego y quiero también serlo. Pero donde quiero saber, allí quiero también ser honesto, es decir, duro, riguroso, severo, cruel, implacable…”


Así habló Zaratustra-Nietzsche




Emaleth

miércoles, 27 de abril de 2011

La oficina

El reloj parecía luchar contra el paso del tiempo pues sus manecillas se negaban a avanzar en una mañana lluviosa de invierno. Nada más levantarse aquél día de la cama, un presentimiento le reveló que nada iría bien. Pensó desecharlo en el mismo instante en que lo tuvo pero él sabía muy bien que con el destino no se podía jugar. El golpe contra la puerta, la tostada quemada, el paraguas destrozado por el aire mientras perseguía al autobús en un vano intento por hacerle parar,…no parecieron ser suficiente motivación para hacer trabajar a una suerte particular que parecía disfrutar con cada obstáculo que se le presentaba.


En la prisión que era su trabajo las cosas tampoco auguraban una mejora: en el descanso debía acudir a la oficina del director. Parecía estar algo descontento con el último proyecto presentado. Aún recordaba el día que se lo encargaron porque, en ese mismo momento, pensó que ya no podrían pedirle algo más estúpido que eso.


La empresa para la que trabajaba ya cuatro largos y tediosos años, preparaba un evento cuyo objetivo era juntar a distintos grupos familiares para unir a sus miembros mediante distintas actividades que fomentasen la educación y el entendimiento. Vamos, coger una estúpida serie televisiva con mensajes simplistas morales y hacerla realidad en un falso día de diversión, felicidad y ocio.


Cada miembro del equipo debía plantear una de esas actividades atendiendo a su propia situación familiar, gustos y experiencia vivida. ¡Cómo si nos gustase pasar un día con la familia! Las preguntas eran claras: ¿Qué te gustaría hacer?, ¿Cómo lo harías? ¿Quién te gustaría que te acompañara? Y otras tantas semejantes. ¡¿No era ya la vida suficientemente cruel con él que tenía que aguantar cosas como estas?! Y, para rematar la tortura, era un trabajo que ocupaba el horario de su tiempo libre, porque en el de oficina parecían tener prioridad otros asuntos de estupidez semejante.


Mientras divagaba perdido en sus pensamientos, sintió una mirada fija sobre él. Era su supervisora. Con una sonrisa falsa la saludó. Ella no se sintió intimidada pues mostró una más amplia y, lo que era peor, malévola y sincera. Su dedo señalaba la puerta y él ya sabía lo que tenía que hacer. No tenía miedo: no era la primera vez y sabía que la última tampoco.

Con paso firme se dirigió hacia la puerta del final del pasillo. Un nombre en la puerta revelaba el dueño de aquél despacho y un cargo sospechosamente merecido. Esta vez no llamaría a la puerta, sabía que él estaría allí esperándole con una carpeta donde se guardaba su vida laboral, pocos éxitos y muchos fallos. Lo más difícil de creer era que el sistema todavía tenía una pequeña esperanza depositada en él.


Cruzó la puerta y, antes de darle la oportunidad de decir algo, se sentó frente a él, aguantándole valientemente la mirada. Él hizo lo mismo tras mirar al cielo buscando alguna ayuda. Después, intentando mantener la calma, le explicó el motivo de su comparecencia mientras intentaba hacerle entender que una actividad en familia no era conducir un tanque para bombardear al colegio y todo aquél que se interpusiera en su camino.


No tuvo suerte: seguía pensando que era una gran idea y su única motivación para aguantar las clases día tras día. Si ellos tenían esperanza en él, por qué no la iba a tener él mismo sobre su propia capacidad de alcanzar sus sueños…

Emaleth

jueves, 21 de abril de 2011

Érase una vez...

El trinar de los pájaros anunció la llegada de un nuevo día. A penas había conseguido dormir por los nervios y la ansiedad de la espera. El nuevo amanecer anunciaba cambios y todos eran a su favor.



Se levantó lentamente, dejando que el calor que entraba por la ventana la desentumeciese de la quietud de la noche. Su mayoría de edad se cumplía y, con ella, podría abandonar al fin la torre en la que había sido recluida hasta donde su memoria alcanzaba a recordar.



Delante del espejo, sus ojos dorados vigilaron con atención cada pequeño detalle: el vestido, los zapatos, las joyas…hasta llegar a su bien más preciado: un cabello tejido con el mismo color de la luna. Lo cepilló meticulosamente para acentuar aún más su brillo para, a continuación, trenzarlo y disimular su largura en un complicado recogido.



La tarea la llevó algo más del medio día, aunque poco significaban las horas para ella. El atardecer sería testigo de su libertad y su madre, por fin dejaría el luto de su desdicha para resplandecer con la alegría de la hija liberada. Ya nadie recordaba cómo era en su plenitud y, la adolescente de cabellos plateados solo sabía lo que los libros decían de ella, de su belleza y su magnificencia en el reino de la noche. Esa había sido la maldición que empezó con su nacimiento: la princesa había heredado el poder de dos reinos y quien la tomara en matrimonio gobernaría ambos mundos.



Envidiaba la historia de amor de su madre pero, en el fondo, la rechazaba con igual fuerza. El amor había condenado a sus padres, ambos estaban obligados a errar a través de los tiempos, a estar unidos en unos minutos y a estar separados el resto día tras día. No podía hacer más que compadecerse por ellos, pero aún había una oportunidad para ella: debía esperar a un príncipe que la rescatara de su cárcel el día en que cumpliese dieciocho años.



Se agachó para sacar una bolsa que llevaba oculta debajo de su cama hacía ya muchos años. Todo los que necesitaba estaba allí, junto con una capa que la protegiese del frío y de miradas ajenas.


Se sentó frente al ventanal imaginando como sería el hombre que surgiría de ella. En los cuentos que había tenido la oportunidad de leer, todos eran hermosos, apuestos, valientes y sin ningún temor a enfrentarse a lo desconocido. No conocía su propia con exactitud, pero sí sabía que era más simple que todas ellas: no había dragones, ni monstruos, ni fosos de lava ni nada por el estilo. Así que suponía que el príncipe iría a juego con su padecer.



Mientras andaba perdida en sus pensamientos, un garfio golpeó en la piedra del ventanal. ¡Había llegado su momento! Intentó no parecer inquieta cuando un rostro asomó por él. Se sorprendió al descubrirlo pues no era ningún príncipe joven sino algo más cercano a la figura de un padre. Pero por más adversidades que le presentase el destino, su ánimo seguiría intacto por alcanzar su sueño.



Tras las debidas presentaciones, se dejó coger junto a sus pertenencias para descender de la alta torre y entonces recordó. Cuando era pequeña, una dulce voz la arrullaba en el estado de duermevela revelándola que su desdicha finalizaría cuando sus pies tocasen la superficie bajo su prisión. Quería creer que era la voz de su madre pues era el único recuerdo de su infancia que la hacía soportar el día a día. Nadie sabe las lágrimas que derramó cuando dejó de oírla…



Sintió un agradable frescor cuando sus pies tocaron la hierba. Era una sensación nueva, tal vez eso que llamaban libertad. Quería correr, disfrutar de lo que la rodeaba, gritar con toda la fuerza que hubiese en sus pulmones para demostrarse que estaba viva, que existía. Y todo se quedó en ese tal vez pues vio la severa mirada del que sería su futuro marido. Con un gesto la indicó que subiera junto a él al caballo y olvidará todo lo que pasaba por su cabeza.



Mientras la llevaban a su nuevo presidio, unas lágrimas surcaban en silencio su cara y se prometió a sí misma y a sus padres que nunca más sería la prisionera de nadie. Sin más, sacó una afilada daga de su bolsa y, antes de que el príncipe pudiese adivinar sus intenciones, le rajó la garganta de lado a lado. El caballo se encabritó y la oscuridad la envolvió.



Alguien la animaba a despertar. Era la voz de su recuerdo. Abriendo sus ojos dorados pudo ver a su madre en todo su esplendor. Nunca antes la había visto de aquella forma; era mucho más hermosa de lo que la habían hecho creer los poetas. Su luz lo iluminaba todo indicándola el camino que debía seguir. Siguió escuchando sus palabras de felicitación por su gran coraje demostrado pero también la advertencia del peligro que allí corría si permanecía más tiempo. Solo debía recordar que durante la noche ella la protegería y, por el día, su padre se encargaría de infringirle el valor necesario para salir adelante.



No les defraudaría. Por fin era libre para ser lo que ella quisiera. No habría más cárceles, ni más cuentos, ni más destinos que cumplir. Ella no era como las otras insulsas princesas: el ahora era ella, la Luna, el Sol y todo un mundo por descubrir…


Emaleth

martes, 29 de marzo de 2011

La Política ha muerto

Hace tiempo me prohibí hablar de política, incluso, controlé los impulsos de indignación que me impulsaban a contestar a esas personas que creen saber de todo y que malgastan su increíble ingenio en discusiones afincadas en los bares de barrio y en falsos debates televisivos donde muchos periodistas junto con otros que dicen serlo, compaginan su profesión con la de jueces, abogados, científicos, médicos…saltándose los años de carrera necesarios para tal fin.

¡Cómo es posible que España siga en crisis con tanto talento suelto desperdiciado! ¡Por qué no solucionar el mundo entero cuando todos los problemas de España estarían zanjados con un cambio de gobierno!

La indignación que siento hace que quiebre ese voto de silencio. A mi pesar, desconozco la respuesta a muchos de los interrogantes que colman la sociedad actual. Para poder hablar con certeza de alguno de ellos debería iniciar un estudio profundo sobre él que necesita obligatoriamente de un conocimiento y dominio preciso de la materia a tratar. Señores, entérense de una vez que la libre expresión es un derecho reconocido en la Constitución Española, pero no pasa de ser mera opinión así que dejen de intentar convencer a los demás de ella, dejen de creerse toda la basura que sale por la televisión e internet y, sobre todo, dejen de ir de listos porque el que habla sin saber solo manifiesta su ignorancia y queda como tal. Hay que hablar menos y practicar un poco más la máxima socrática de “Solo sé que no sé nada”.

Una vez dicho esto, expresaré desde mi punto de vista y con conocimiento de teoría política que sí poseo que la Política ha muerto y lo que vemos es un fantasma de ella contaminada por la corrupción, mal hacer y uso interesado de todos los incompetentes que creen practicarla.

La Política necesita deshacerse de muchos lastres para volver a su sentido originario, un sentido que parece igual de muerto que su gran teórico: Aristóteles. Debe iniciarse pues, un proceso catárquico desde su raíz que comprende principalmente a lo que entendemos por político, al sentido y dirección de los propios partidos políticos y a los votantes de un sistema democrático que es el que nos atañe en nuestra sociedad.


La catarsis para los griegos es el proceso de limpieza, de purificación y, en este caso, ha de venir posibilitado mediante la crítica y la visión de la política como lo que realmente es: una profesión y no una oportunidad de vivir bien a costa de los demás cuyo único requisito solicitado es tener derechos políticos. Sin embargo, en este pequeño paso ya nos damos de frente con el primer obstáculo: qué es crítica. Por desgracia, es un término que solo se asocia a los chismosos, a las vecinas…, a un sentido despectivo. Criticar no es insultar ni desprestigiar sino que es un proceso que consta de dos partes. La primera la aplicamos mal y la segunda nos es inexistente.

Una crítica consiste en estudiar una posición, una teoría, una situación…para vislumbrar que tiene de cierto, de válido, de útil…dentro del contexto al que pertenece y desechar lo erróneo, lo infructuoso, lo arcaico…Es entonces, tras quitar del todo la parte de maleza, cuando iniciamos la segunda parte sobre la base rescatada en el proceso anterior. En otras palabras, abandonamos la parte destructiva para iniciar la constructiva, la forma positiva de la crítica. España y los españoles adolecen de esta necesidad porque siempre es más fácil optar por la vía rápida: culpar a los demás de una situación que, en el fondo, nos atañe, directamente puesto que la permitimos todos.

No voy ni debo extenderme mucho más porque innumerables son las carencias del sistema político español y esta denuncia no pretende desarrollar ningún tratado político, pero sí enumerar de forma vaga ciertos aspectos que, abogan una vez más, por el sentido común y la crítica:

1.- Un partido político no es un equipo de fútbol. Una sociedad plural no puede permitirse ser representada únicamente por dos partidos y, aún menos, ser defendidos con la frivolidad radical con la que se hace, sin razonar, hablando de Zapatero o Rajoy como si de Belén Esteban o Campanario se tratase. Ambos no son más que los representantes de sus partidos, no nos olvidemos del resto de componentes que también participan en la dirección política. Unos partidos políticos que no se han cuestionado desde sus comienzos, no han evolucionado ni se han transformado. La sociedad española ha cambiado mientras que ellos se han quedados estancados en principios obsoletos, creados para un momento concreto y determinado. La sociedad y los partidos marchan por vías distintas, no hay conexión sino realidades distintas.

2.- Un debate político no es intentar desprestigiar a un oponente, ni enseñar bonitas gráficas a todo color, ni ofrecer sobornos a cambio de votos, ni representar un papel. Un debate político es ofrecer soluciones a los problemas del presente que garanticen la posibilidad de un futuro. Recordémosles que su compromiso es el mismo: trabajar y gobernar por y a favor de todos los ciudadanos.

3.- Los derechos políticos no bastan. Un político debe formarse como tal o ¿acaso creemos que la carrera de Ciencias Políticas o la asignatura de Filosofía Política se crearon para rellenar créditos? No solo eso, deben añadir y acreditar, igual que todo hijo de vecino, que se tiene la titulación necesaria para ocupar una determinada cartera de ministros. Es intolerable que un ministro pueda pasearse por cada uno de los ministerios con la única cualificación de ser político.

4.- Ningún partido político debe atender a sentimientos de amistad y fraternidad interna para justificar y permitir la presentación de una persona con conflictos judiciales a un cargo público. La presunción de inocencia prevalece en España pero no consigue ocultar la poca vergüenza de mucho oportunista. Hablar de valores y exigirlo son temas muy loables si la hipocresía se aparca a un lado y se empieza a predicar con el ejemplo.

5.- La política exige tomar medidas que nunca agradarán a todos. Una sociedad plural ya enuncia la diversidad en su interior y, aunque si bien es cierto que el diálogo es necesario para entablar un entendimiento, no es menos cierta la necesidad de decir No. Gobernar no es intentar agradar ni complacer a un mundo globalizado, sino salvaguardar los intereses patrios mediante relaciones diplomáticas de igual a igual y no de servidumbre.

6.- Dejemos a Franco, a la dictadura, a González, a Aznar y compañía para los libros de historia. ¿Hasta cuándo deberemos seguir escuchando sus nombres en una actualidad que ya no les corresponde? ¿Desde cuándo la política se reduce a un nombre, a un hombre, a una fecha, a un hecho en concreto? ¿Por qué retrotraer la mirada al ayer en búsqueda de un pasado distorsionado por el tiempo, los recuerdos, las experiencias, incluso, idealizado por la situación del presente cuando lo que se necesita es combatir el ahora con las posibilidades del hoy en pro del mañana?

En definitiva, muchas preguntas se me plantean, muchas respuestas se escapan a mi saber pero la evidencia de la muerte de la política campa por doquier a donde quiera que mis ojos se posen y un réquiem en su memoria por cada conversación que mis oídos escuchan.

Emaleth

lunes, 21 de marzo de 2011

El pan de cada día

Poco ha tardado en salir la palabra cristiano en contraposición a la de moro. Es comprensible cuestionar si el ataque o intervención militar, escoja cada uno las palabras que le parezcan, emprendido por algunos miembros de la organización internacional, comprende solo la intención de salvaguardar la vida de los civiles. La sombra del escaso petróleo pesa demasiado para obviarlo pero, someter esta situación a cuestión de fe es inaceptable e inconcebible.

La historia avanza, pero no progresa a mejor como argumentaba Marx a pesar de ese proceso de lucha de contrarios. La tecnología es la única que ha sufrido esa transformación, aunque también sea cuestionable si es a mejor, mientras que el hombre sigue anclado en un pasado donde la religión era la causa, indistintamente, de cualquier enfrentamiento o iniciativa. En la actualidad no es la causa primera pero siempre acaba surgiendo en boca de alguien.

El hombre vuelve al ayer para buscar una afrenta del pasado que justifique la postura del presente. No aprendemos de la historia, no buceamos en ella para evitar cometer los errores de antaño, sino que es un arma bibliográfica afectada de diversas interpretaciones que actualiza enfrentamientos que solo deberían quedar ahí: en el pasado.

Se dice que “El infierno está lleno de buenas intenciones”. Salvar vidas es una buena intención pero el desarrollo de una intervención militar junto a demagogias y razonamientos justificativos de distinta índole, sobre todo en boca de personas que parecen saber de todo, presagian consecuencias inciertas y no carentes de peligro…
Emaleth

lunes, 14 de marzo de 2011

¿La naturaleza mata?

Poca naturaleza viva le queda al Planeta Azul gracias a los magníficos avances del hombre. Cómo es posible hablar de progreso cuando éste concepto se ha tergiversado hasta convertirlo en la sentencia de muerte de la Tierra y de todos las especies que dependemos de ella.

Sin embargo, pese a todo, nos recuerda su existencia mediante poderosos terremotos, huracanes, volcanes…fenómenos que el hombre desde su origen ha intentado dominar y supeditar a su antojo. La prepotencia no le deja ver su propia incapacidad de autocontrol así que…cómo pretende hacerlo sobre algo que aún no somos capaces de comprender en su totalidad.

La naturaleza no mata, no tiene objetivos seleccionados en su punto de mira. El hombre ha construido a su antojo desafiando a los peligros: la insensatez y la estupidez son los verdugos de su presente y la parca de su futuro.

El ser humano es el único asesino consciente de sus actos pero…cuándo aprenderá a ser responsable de ellos y evitar culpar a otros de sus pecados. Desconozco la respuesta pero sé que la redención vendrá tarde, demasiado tarde para arreglar nada.
Emaleth

jueves, 10 de marzo de 2011

Recuerdos del ayer

Anoche soñé con la infancia, con caras del ayer y pasillos familiares. Tal vez fue debido al camino tomado la tarde anterior. Recorrimos juntos un corto trayecto hablando en silencio de los viejos tiempos: las ilusiones fraguadas en las aulas, las decepciones propias de la niñez, los secretos compartidos y los sueños olvidados.

Él seguía como el primer día: soportando los achaques del tiempo con entereza y resignación ante los ataques de quienes lo visitaban a diario. El hormigón había sepultado lugares de felices recreos que asemejaban a cicatrices tras una batalla. Me dolió verlo así, quizá fue el reflejo de ver en otros lo que hace en uno el tempus fugit. No sé. Las lágrimas empañaban mis ojos y un rápido parpadeo pugnaba por contenerlas en ellos. Me despedí sin poder levantar la cabeza.

La melancolía es una amiga traicionera. Siempre escondida entre los sentimientos busca el momento para resurgir sin invitación, para restar felicidad al presente volviendo la mirada al pasado, para añorar tiempos que no valoramos en su momento y que quisiéramos recuperar…En el fondo ya nada importa pero la nostalgia se convierte en esa droga que nos ayuda a vivir el ahora con algo de la felicidad de entonces.

Una vez lejos, volví mi cabeza y con una mirada del ayer sonreí a la que siempre sería mi otra casa: el colegio.
Emaleth

martes, 1 de marzo de 2011

La generación perdida

Nombre que recibimos la generación de jóvenes nacidos en los años 80. De nosotros se dice que somos los mejores preparados, aquéllos que vivimos una cuenta atrás entre la desaparición de la EGB, BUP y COU junto con el inicio de una torpe, polémica y ya larga andadura llamada LOGSE.

Los saberes se diversificaron aún más, las fotos pasaron a ser los verdaderos protagonistas de los libros, las técnicas de estudio sustituyeron en importancia al propio estudio, los psicólogos empezaron a llenar un lugar escolar hasta entonces inexistente y la amenaza de repetir curso perdió el temor que confería hasta entonces.

¿Mejor o peor sistema? Poco importa ya cuando la mirada al futuro es la que condiciona el presente. Lo único que sé es que las soluciones y apoyo para esta generación parecen inexistentes. Eso sí, ya tenemos un nombre para pasar a la historia y un blog creado por profesionales y pequeñas empresas para que descarguemos nuestro pesar y frustración. Gracias a todos ellos la generación perdida puede estar más tranquila: tenemos una buena formación, psicólogos gratuitos en la red y el mal de muchos consuelo de tontos (tener una oportunidad un trabajo, un hogar y una familia no ¿eh?, que no se puede tener todo en esta vida).
Emaleth

jueves, 24 de febrero de 2011

Y morirá...

Qué es la libertad es la pregunta inicial con la que se pone en contacto al joven estudiante con la filosofía. Su primer acercamiento al pensamiento, a la reflexión. Todos creen saber la respuesta y la arrogancia de la juventud no les deja ver las distintas posibilidades que ondean en el horizonte. Tampoco les importa, tienen todo cuanto desean y limitan su libertad a los horarios y mandatos paternos.

El primer contacto con la filosofía no les descubre nada pues todo lo saben y esa asignatura no es más que algo que deben aprobar para seguir pasando de curso. Para qué intentar entenderla si no existe, si no tiene ninguna práctica en la realidad y el que la estudia no es más que un loco y alguien raro sin amigos. Algún loco sí que hay pero el problema de una conversación no es la locura, son los distintos puntos de vista, el análisis que hace imposible el entendimiento entre ambas posturas.

Libertad: opción a elegir. Nada más. ¿Un poder ilimitado? Parece sencillo si no tomamos en cuenta el ámbito en el que vivimos: la cultura, la sociedad, la política, la economía, la familia…y aún más si olvidamos que cada acto fruto de una elección produce innumerables e indescifrables consecuencias.

La libertad solo es un problema más entre tantos a los que deben y deberán enfrentarse en el futuro. Su vida hedonista acabará y entonces se preguntarán quienes son en un mundo que les es ajeno, al que temerán y todo habrá sido por no intentar comprenderlo. La arrogancia morirá junto a la juventud y el orgullo será la única causa que no le permita mirar atrás intentando alcanzar a ver lo que antes no tenía sentido alguno para él…
Emaleth

viernes, 18 de febrero de 2011

La oscuridad

Al amanecer miró hacia sus hermanas. Solo las más próximas a ella eran visibles. ¡Cómo había pasado el tiempo y cuánto habían cambiado las cosas! En su niñez, solía pasar las horas abstraída contemplando cuanto la rodeaba. Las horas se transformaban en minutos y, éstos, en segundos. Le gustaba enormemente observar cada uno de los pequeños cambios que se producían en los seres vivos a través de las estaciones y, con ellas, de los años.

Todo empezaba con una pequeña simiente y, a partir de ahí, una hermosa pugna por sobrevivir a las adversidades de la vida. En silencio, se repetía cuánto le hubiera gustado pasar por ello. No es que a ella no le afectara, solo que el proceso parecía ser más largo e inmutable.

Lo deseó fervientemente hasta que esos seres vivos fueron disminuyendo, hasta que el asfalto cubrió la superficie, hasta que los edificios ocultaron los árboles, hasta que una neblina tóxica cegó sus ojos. Nunca se había sentido tan sola y aislada.

El amor se convirtió en odio y su deseo cambió: deseaba vivir hasta contemplar el final de esos descreídos egoístas llamados humanos. Ya no alzaban la vista hasta ellas, ni solicitaban su ayuda, incluso, los marineros habían olvidado elevar la vista en mitad de las inconmensurables aguas negras.

Hasta entonces, solo podía esperar, intentar ver algo aquellos días en que los cielos no estaban cubiertos de sombras, disfrutar de las pocas hermanas que tenía alrededor y disfrutar de aquellas historias reconfortantes del pasado cuando las estrellas eran algo más que un simple adorno en la inmensidad del universo.
Emaleth

domingo, 13 de febrero de 2011

Los antihéroes VI

Haijó y Cal-hamar iban cargados con bombas de aceite. Estaba claro quién iba a correr más riesgo a pesar de la “protección” del resto con los arcos y las magias.
Ceylan los tranquilizó y, junto a Jaheira, saldrían ambas para lanzar a la vez una descarga de rayos y una bola de fuego que permitiesen dar tiempo a éstos para prepararse y abrasarle de forma continuada. Mientras, Ashram cogería cobertura para poder combatirlo con sus flechas.

*****

Dicho y hecho. Con gran arrojo salieron todos dando una pequeña esperanza a Aker. Claro, que una cosa era la intención y otra la destreza con sus respectivas habilidades…
*****

El comienzo prometía. Desde la lejanía ambas lanzaron sus magias mientras Cal-hamar y Haijó corrían por la cubierta para tomar sendas posiciones para la batalla. Ashram se concentró y cargó su arco con una doble fecha para intentar causarle el mayor daño posible. Era difícil controlar al enemigo puesto que con pocos pasos recorría toda la cubierta de manera muy rápida.

Los ataques de lejos impactaron en su cuerpo. Un horrible rugido surgió de su boca y su reacción no se hizo esperar. Su vista se centró en Cal-hamar quién apenas tuvo tiempo de esquivar la arremetida del troll. Fue la oportunidad de Haijó: rápidamente cogió una de las bombas de aceite para hacerla estallar bajo los pies del monstruo. Había que coger de nuevo cobertura.

Mientras, a espaldas de la bestia, Cal-hamar aprovechó para lanzar otra más. Pero el destino quiso frenar la buena racha de los valientes guerreros. Calculó precipitadamente la fuerza que necesitaba: la bomba surcó el aire en una parábola demasiado larga rompiéndose justo al lado de Haijó quién no pudo más que echar a rodar por el suelo para evitar que el fuego tocara cualquiera de las demás bombas que llevaba encima.

Un preciso rayo de Jaheira junto con una flecha de Ashram evitó que un pie pisoteara el cuerpo tendido en el suelo. Esta vez Cal-hamar pudo resarcirse de su error y no fallar en el blanco. El fuego ardió rápidamente por su cuerpo facilitando el ataque unánime de todos los componentes del grupo.

En unos instantes todo acabó, las redecillas finalizaron y todos descansaron animados por la vista de la costa en la lejanía. Seguro que todo iría mejor en la próxima aventura…o por lo menos no podría ir peor…
Fin
Emaleth

jueves, 10 de febrero de 2011

Los antihéroes V

Cal-hamar miró escaleras arriba. En la cubierta había algo. No sabría decir que podía ser, su percepción nunca había destacado por ser precisa pero si él podía escucharlo debía ser algo muy grande…
Con gesto preocupado, se volvió al grupo. Solo pudo ver caras de desánimo y alguna sonrisa mal disimulada de Ashram hacia Haijó. Ya se ocuparía de ese elfo inútil en su momento. Mientras, con un solo gesto se ocupó de avisarles de lo que todavía estaba por venir…

*****

“Animado” por sus compañeros, Ashram ascendió silenciosamente las escaleras o eso al menos pensaba él. Sus cuidadosas pisadas eran igual que trotes cochineros para los oídos de cualquiera que estuviera medianamente sordo. Tras él, un gran espacio demarcaba la separación con un grupo que lo veía como portador de muerte y foco de desgracias. Escucharlo, hizo anidar una chispa de esperanza en sus corazones. Tal vez, la luz que iluminaba el final del trayecto trajese buenas noticias.

*****

Superó la imperante necesidad de mirar atrás y se concentró en palabras de ánimo para superar su miedo: ya no servía de nada lamentarse por no haber prestado anteriormente atención a la cubierta y en sus posibles lugares de escondite. Una vez más debería fiarse de su instinto de supervivencia. Al pensarlo, un escalofrío le recorrió desde la cabeza a los pies…

En un lateral de la puerta aguardó agazapado para que sus ojos se acostumbrasen a la nueva luz. La cubierta parecía desierta aunque sobre ella se percibía un leve temblor acompasado. Todo indicaba que debían ser pasos, el problema era averiguar de qué sin asomarse demasiado.
De repente, un goblin apareció corriendo ante él y, antes de que pudiera alcanzar la borda, una gran mano le alcanzó partiéndole en dos. La situación no podía ser mejor para rematar la mañana: un troll cabreado. Aunque había una buena noticia: su tamaño hacía más difícil fallar.

*****

La noticia conmocionó al grupo: estaban demasiados cansados y desanimados para seguir, pero no había otra salida. Jaheira recordó el libro que había encontrado anteriormente y que versaba sobre las diferentes criaturas que existían en Tierra Media. En él, el fuego era el arma principal para poder enfrentarse a un ser así. Por suerte, las armas las tenían, ahora solo debían tener un poco más para usarlas en su contra. (Continuará...)
Emaleth

miércoles, 9 de febrero de 2011

Los antihéroes IV

¡No podía creer que tuviese un zombi al lado suyo y no haber olido su pútrido hedor! Aunque teniendo a Haijó al lado podía haber una explicación…Rápidamente puso en práctica su gran técnica de batalla: echar patas para dejar paso a los luchadores cuerpo a cuerpo. No era un cobarde, solo alguien que valoraba mucho su pellejo y creía ser más útil en la lejanía bajo la protección de su arco.

*****

¡Joder con el puto elfo! Ya lo había vuelto a hacer. No había terminado de blandir su hacha contra la piel infecta de esos engendros, y ya había huido a esconderse tras las mujeres del grupo. Claro, que él no sabía diferenciar a los elfos de las elfas, le parecían todos iguales: femeninos y delicaditos con sus trencitas y cancioncitas bajo los árboles. Menos mal que ya se oía los rugidos de Cal-hamar tras de sí y, aunque no tenía cerebro, era valiente y medio diestro con la espada.

*****

Jaheira observaba como Cal-hamar y Haijó parecían jugar al tonto tú-tú más con la espada y decidió intervenir. Estaba demasiado cansada para derrochar un hechizo con un par de enemigos tan débiles así que se decidió por su bastón de rayos. Se concentró en uno de los contrincantes de Cal-hamar, siempre había zombis dispuestos a unirse a la fiesta. Apuntó y en el momento en que el rayo se alzaba, perdió el dominio sobre él. Cruzó los dedos y se encomendó a su Dios…

*****

El destino se puso en marcha una vez más y el Dios de los enanos debía estar ocupado contando su oro porque tras un itinerante camino, Haijó experimentó una nueva sensación en su cuerpo. Al aspecto calvo y desnudo que le había quedado tras tanta adversidad, se le sumó unos rígidos e intermitentes gestos en su rostro acompañados con unos estilosos pasos de break-dance hasta caer desvanecido al suelo. Alguien superior debía estar pasándoselo muy bien con este grupo…¿verdad Aker?

*****

Una vez más salieron victoriosos en la batalla y Ceylán tuvo que recurrir a sus dotes más altos de sanación para poder recomponer a Haijó. Su fiel compañero era una sombra del enano que había sido: calvo, sin barba, con una camisa que hacía de camisón para tapar sus vergüenzas, con recientes heridas por todo el cuerpo y con la mirada triste de alguien que anhela su fiel hidromiel… Se le encogía el corazón de verle así. En momentos así maldecía haberse unido a ese grupo por unas míseras ganancias y no haber seguido solos en su desinhibido transitar por los caminos. (Continuará...)
Emaleth

lunes, 7 de febrero de 2011

Los antihéroes III

Esta vez no podía fallar. Sentía como todos le miraban con desconfianza e, incluso, sabía de ciertas apuestas que se realizaban por la noche a costa suya…La advertencia de Ceylan era clara: no habría más plantas de resurrección de seguir con esa actitud aunque no era del todo culpa suya el haber muerto ya un par de veces…o tres. Él era un excelente ladrón y guerrero (mientras se decía eso, creyó escuchar risas infantiles provenientes del pasado.

Se concentró. No había ningún error esta vez: no encontró trampa alguna. Así que para demostrar su seguridad abrió la puerta. Oscuridad. A pesar de gozar de infra visión, no conseguía ver nada dentro por lo que no podía afirmar la seguridad del lugar.

*****
¡Maldito elfo!¡Cuánto tiempo se necesitaba para ver si hay o no algo! Y dicen que la impetuosidad de los enanos es un defecto, pero al lado de este inútil le habrían nombrado santo por no cortarle la cabeza con el primer balbuceo de palabra que saliese de su boca.

*****
Con paso firme, Haijó se sitúo al lado de Ashram lanzándole una mirada profunda y cargada de oscuros deseos. Pero por una vez tenía razón. No le extrañó que dudase. El lugar parecía estar vacío, no había demasiados espacios que pudiesen servir de escondite. Por más que se esforzaba no lograba ver nada sospechoso ni sentir ese cosquilleo que anunciaba la pronta entrada en batalla. Pero tendría que jugársela, el grupo aguardaba y debía estar impacientándose…

*****

¿Qué estarán haciendo ese par de problemas andantes? Se preguntaba Ceylan. La impaciencia no era uno de sus defectos pero la pasividad de ambos frente a la puerta sí le preocupaba. No podía esperar más, debía comprobar personalmente qué estaba ocurriendo. Y su instinto no falló, en la proximidad de la puerta pudo comprobar como dos zombis estaban lo suficientemente cerca de sus respectivas orejas para degustarlas tranquilamente mientras éstos oteaban el infinito con cara de panolis. Mientras daba el grito de alarma solo podía escuchar en su cabeza ¡qué cruz!, ¡qué cruz!.... (Continuará...)
Emaleth

domingo, 6 de febrero de 2011

Los antihéroes II

Con un grito de batalla llegó Haijó a la bodega. Demasiado tarde. La gran sonrisa de satisfacción de Cal-hamar con esa estúpida pose sobre la espada anunciaba el fin de la pugna y lo mucho que había disfrutado en su ausencia.

Parecía que el destino se burlaba de él. ¿Acaso no había pagado ya bastante con el episodio de las botas?¿Acaso no había sido ya golpeado, quemado, aguijoneado, apaleado y demás en la catastrófica aventura en la que se había embarcado? ¿Acaso no era ya suficiente castigo el abrir los ojos día tras día y verificar tristemente que el más tonto e inútil de los elfos solo había muerto en sus sueños?¿Acaso no….?

De repente el hilo de sus pensamientos se vio interrumpido por un golpe. Estaba seguro que tras la puerta de la bodega se ocultaba algo o alguien. Sonrió. Iba a enseñar a todos por qué los enanos eran temidos en el combate hasta que…

“Alto Haijó. Ashram debería comprobar si hay trampas antes de precipitarnos a entrar. No nos podemos permitir más errores y menos seguir malgastando plantas de resucitación por redecillas y estupideces entre algunos miembros del grupo”. La que había hablado era Ceylan y, aunque tenía razón, dejar esa responsabilidad en manos de ese supuesto experto ladrón, daba más miedo que enfrentarse sin ayuda al más temido de los dragones...(Continuará...)
Emaleth

jueves, 3 de febrero de 2011

Los antihéroes

Creyó oír campanas, solo que no lo eran. Esos golpes que resonaban en su cabeza no eran más que las consecuencias de una larga noche acompañado de su más fiel amiga: una jarra de hidromiel. El problema es que siempre había sido un tanto promiscuo…

De repente recordó donde se hallaba ayudado por el continuo mecimiento del mar sobre la nave. Eso, y la extenuante verborrea de su insufrible compañero elfo. Era hora de levantarse.
Mientras se colocaba la armadura echó en falta a Jaheira y a Ceylan. Algo iba mal.

Controló su más inmediato deseo: cerrar la boca de Ashram de un puñetazo e intentó educadamente preguntarle acerca de lo acontecido durante su, llamémosle, inconsciencia. Entonces el silencio se hizo, parecía estar tratando de ordenar sus ideas. Eso aún le dio más miedo aunque no tanto como sus facultades de ladrón…

Mientras fingía que le prestaba atención, escuchó el inequívoco sonido de la batalla, había que actuar ya. Con hacha en mano corrió en pos de sus compañeros guiado tan solo por los gritos de los caídos. Cal-hamar debía de estar disfrutando mucho pero no le dejaría ser el único protagonista de tan inesperada fiesta pues ya era demasiado vanidoso de por sí.

*****
Ashram intentó tratar de calmar sus nervios, nunca había sido muy valiente ante situaciones que pudiesen terminar con su preciada vida, y buscó la forma de hacer entender a ese enano agresivo y borracho que necesitaban de su ayuda en la bodega del barco pues parecía ser que con sus gritos anteriores no había bastado. Empezaba a sospechar que el alcohol no era el único causante de volverlo sordo y tonto.

Y, por lo visto, tampoco paciente porque en el momento en que iba a abrir la boca para responder, lo vio correr hacia la puerta. En realidad, llegó a deducir que esos movimientos torpes, lentos y sin coordinación eran correr. Solo quedaba la opción de seguirlo, a su lado siempre conseguía buenas ganancias aunque él no se enterara que las produjese… (Continuará)

Dedicado a todos mis compañeros roleros por las buenas tardes de domingo que hemos pasado juntos.
Emaleth

martes, 1 de febrero de 2011

Y la infancia murió

El por qué estaba allí parado había desaparecido de su mente. Lejos quedaban ya las risas de sus compañeros y los ánimos malévolos que le impulsaban a hacerlo. No podía culparlos, ya le habían advertido lo que podía suceder aunque no lo había entendido igual que ellos.

Sus ojos seguían fijos en el mismo punto; no podía apartarlos. El estado de hipnosis en el que se encontraba a penas le permitía parpadear. Ante él había un chico al que creía conocer pero que, en realidad, no era más que un completo desconocido. Parecía tener su misma edad, su misma cara de despreocupación y esa postura de plena confianza ante el mundo. Habría pasado por ser uno más si aquella mirada de adulto no delatara su saber.

No podía explicarlo, pero lo supo y, en ese preciso instante, la sonrisa del niño se convirtió en una mueca cínica de bienvenida.

La infancia murió y el conocimiento hizo temblar de miedo cada parte de su cuerpo. No le preocupaba lo que sería de aquel niño, tampoco si seguiría allí de pie cuando pudiera dominarse e irse. No le preocupaba las burlas de sus compañeros cuando regresara a la monotonía del día a día. No le preocupaba crecer, ni asumir responsabilidades. Lo que realmente le asustaba era no tener ninguna de esas cosas. El mañana apenas se divisaba entre un horizonte gris plagado de guerras, de pobreza, de egoísmo, de impotencia, de contaminación…Dentro de sí lo había sabido siempre: el mundo no aguantará y las miradas suplicantes tornarán a unos dioses a los que culpar, a los que mitiguen sus pecados, a los que exigir milagros. Rescatarlos del olvido no servirá de nada; el reloj sigue inexorable su cuenta atrás.

El estruendo de la destrucción apagará los sollozos y gritos de una humanidad que perdió la oportunidad de redimirse. La Tierra despertará de su largo letargo para desterrar de sí a unos hijos desagradecidos, a unos parásitos que solo habían de recordarse por la enfermedad dejada tras de sí, de unas meras motas de polvo que ante la inmensidad del universo pretendieron ser alguien olvidando que el todo está formado de pequeñas individualidades necesarias. Nadie es más que nadie ni que nada.

La esperanza murió en sus ojos y la resignación, rabia e impotencia se agolparon y adueñaron de su alma. No había punto de retorno. Miró al chico por última vez y, cerrando los ojos, deseó haber sido ese reflejo de sí mismo en el charco que había ante sus pies. Pero desearlo con todas sus fuerzas no fue suficiente. Los abrió y frente a él ya no había nadie, solo un fantasma más de una sociedad agonizante en un mundo herido de muerte.
Emaleth

martes, 25 de enero de 2011

El ayer

Las voces del pasado, los olores familiares, las imágenes de instantes felices hacen encoger el corazón y preguntarse por qué hice esto o dije aquello. La respuesta es siempre la misma: hice lo que tenía que hacer, no había otra opción, seguro que no habría cambiado nada… Todas caras de una misma baraja: el autoengaño, que junto a la melancolía se convierten en el más fiel compañero del ser humano.

Mientras, en una celda pequeña de su interior, una vocecita grita que siempre hubo opciones, que podía haberse arriesgado a silenciar la prudencia y el miedo, a decir y hacer lo que realmente sentía en ese instante, quizá lo que aún sigue sintiendo…Pero esa voz va muriendo y una profunda tristeza llena los muros de su prisión.

Sí, es la mejor decisión que podía haber tomado en ese momento. Repítelo hasta creértelo, borra el pesar de tu rostro, considérate feliz con el presente y pon la esperanza en un futuro incierto de posibilidades pero pleno de las mismas mentiras.
Emaleth