jueves, 23 de junio de 2011

Asamblea de barrio - 15M

Ayer estuve en la asamblea de mi barrio. La verdad es que nos cuesta participar en la asamblea. Yo puedo comentaros las tres sensaciones (por llamarlo de alguna forma) que recorrieron mi cuerpo y que me impulsaron a no decir ni siquiera: "miércoles" cuando se veian opciones de días de la siguiente asamblea.

1.- Sentimiento de no saber muy bien como funciona esto. El permanecer a la expectativa por no saber muy bien que "hay que decir". Supongo que producto del cambio de una democracia que nos pide una papeleta cada 4 años a una democracia que nos pide participación real y directa. Es la misma sensación que despertar de un largo sueño e ir abriendo poco a poco los ojos... la garganta ronca y duele pues hacía mucho que no se usaba... la mente sigue en zozorra mientras poco a poco notas: "estoy despertando... ¿donde estoy?"

2.- Miedo al micrófono. Y ahí veo claro que es causa de un mal concepto del "Protagonismo". Todos seguimos cayendo en el error de ver como protagonista al que tiene el micrófono y nada más lejos de la realidad. La protagonista es la asamblea y cada uno de los que la formamos. El que tiene el micro solo lanza una idea, el protagonismo real es el discutirla si no estas de acuerdo o aplaudirla. Estamos acostumbrados a espectáculos y a tener derecho solo a ver oir y callar (como decía Galeano). Tenemos que romper este miedo y retar a la gente a que coja el micro por primera vez para dar su opinión... sobre todo al principio cuando se estan formando las asambleas. Luego ya habrá tiempo de limitar turnos de palabra y demás pero la clave es romper ese miedo inicial.

3.- Verguenza a decir una estupidez. Ante esto nadie esta libre, a todos se nos puede pasar una idea por la cabeza que luego resulta ser bastante "idiota"... sin embargo la suerte que tenemos es que hay una asamblea que elige entre todas las propuestas, que hay muchas mentes pensantes que pueden decirnos "creo que se te ha ido la olla". De alguna forma cuando damos una idea, una propuesta, una opinión nuestra red es la asamblea que nos salva en caso de no haber dado en el clavo. Y por otro lado esta verguenza limita la participación, hace que ideas buenas no salgan a la luz y es algo que YA no podemos permitirnos. Cuantas más ideas mejor, mas grande será nuestra libertad a la hora de elegir.

Supongo que todo esto se aprende andando, como casi todas las cosas, así que por mi parte adelante con la siguiente hasta que aprendamos un poco más como funcionar. Para un observador externo la asamblea de ayer puede verse como un casi fracaso... para alguien que sabe ver pasos, fue el primer paso, lleno de dudas, de una larga ruta.

domingo, 5 de junio de 2011

Y tras la primavera, llega el verano

Mientras las lágrimas nublaban sus ojos, una mano temblorosa descendió hacia su bolso, buscando a su pequeña amiga. Nunca deseó tanto su ayuda como en ese instante. Dejó que hablara mientras el pensamiento de venganza iba emergiendo en la realidad. Pronto ya no escucharía sus mentiras piadosas, sus eres una chica muy especial pero… sus es por mí y no por ti… No parecía ser consciente dentro de su estupidez en que los quince y veinte años ya quedaban muy lejos, sepultados en alguna esquina de la memoria.
Podía leer en su expresión lo listo que se creía, la leve sonrisa de alivio que se cruzaba en su rostro cada vez que asentía a sus palabras, la falsedad de unas promesas garantes de amistad eterna y el siempre tópico de me tendrás para lo que quieras… todo ello desmentido por el nerviosismo de una mirada que trata de evitar un enfrentamiento directo con la verdad.

De repente su boca enmudeció rompiendo la cadena de mis pensamientos. Su cara reflejó el puro miedo que le inspiraba mi amiga tras el abandono de su escondite. Una sonrisa cruel, un pulso firme y los segundos precisos para que hasta él pudiese comprender lo que estaba a punto de suceder: su muerte.

El silencio la hizo despertar. Él seguía ahí, mirándola con compasión e intranquilo por su falta de reacción. Sacó la mano de su bolsillo en la que estrechaba con fuerza un paquete de pañuelos. Lo miró y se lo tendió. Él lo cogió sin entender pues no sabía que ya no los necesitaría más, ya no lloraría más pues, al igual que las alergias, tras la primavera llega el verano y ya solo podía esperar algo mejor que aquello que la había abandonado...
Emaleth