lunes, 10 de febrero de 2014

El cuento del pastor y su rebaño


Si pensábamos que Esperanza Aguirre o Cospedal y Cia eran un cáncer para una sociedad democrática enferma de corrupción, de falsos políticos, de una monarquía obsoleta e infectada de mano larga, y de desigualdades, aparece un nuevo personaje que viene arrasando con sus ideas arcaicas: Alberto Ruiz Gallardón.

Cuando lo pienso, en el fondo, pero que muy en el fondo, casi me da pena el señor Rajoy. Se me asemeja a un pastor con aires de grandeza cuya carrera empieza gracias a una herencia un tanto inesperada.

Al principio, está orgulloso, ilusionado, autoconveciéndose de que eso que tanto anhelaba ha sucedido y que, por supuesto, ha sido por méritos propios. La asunción se transforma en ego y el ego en delirio. No hay problemas: su rebaño le admira, le guarda sumisión y, de esa tranquilidad surge un estado de duermevela en su cuidado propiciando las intrigas de unas ovejas que ven pasto más allá de los límites que se les ha marcado.

Las ovejas más osadas no aguardan y pronto se desvían del camino que les marcó su pastor acabando con todo aquello que consideren un obstáculo en sus fines.  Pronto, las acusaciones por los daños causados llegan y, el pastor, orgulloso, sigue defendiendo a su rebaño ignorando la sonrisa de satisfacción que en él se muestra: ya tienen el camino libre.

Mientras unas ovejas nunca cerraban la boca, una, tal vez la considerada negra, parecía ir a contracorriente de la opinión de las demás en las contadas ocasiones que se decidía a hablar. Sus declaraciones no eran mal vistas por las ovejas de otros rebaños pues se alejaban de elitismos y parecía considerar un estado de igualdad más pleno que las suyas.

Las ovejas siguieron distintos caminos y su pastor prodigaba cada vez menos explicaciones a una comunidad de pastores crispada por la situación económica, política y social del momento. Las ovejas habían sido muy avariciosas y pronto no pudieron evadir a la justicia y, por supuesto, el pastor poco podía decir a su favor. Fue entonces, en ese instante, cuando la pequeña oveja se quitó su disfraz y el lobo mostró su verdadera cara.

Dejando a un lado los rebaños y las ovejas, la inexistencia de clase política y la corrupción que impera entre aquellos que la conforman, posibilitan las actuaciones y decisiones más intolerables y, lo que es peor, la existencia de un estado democrático como el presente que permite a gente incompetente  ejercer como tales.

La nueva ley del aborto no es más que otra muestra de poder de unos gobernantes que se creen con derecho a todo sin valorar las repercusiones y el daño que ocasionan a la sociedad. Si las malformaciones o discapacidades no contravienen el derecho a la vida y si el aumento de la pobreza junto a las restricciones a la seguridad social y a las ayudas tampoco contrarían una vida digna, está claro que solo se defiende el derecho a vivir por vivir y no el cómo vivir.

Y esa es la gran pregunta que muchas familias se hacen todos los días: cómo pagar las facturas, cómo poder sacar a sus hijos adelante, cómo afrontar los recortes y las subidas de suministros e impuestos, y cómo hacerlo todos los días sin recordar a todos aquellos que la continúan dificultando y que hacen oídos sordos ante sus demandas refugiándose en el silencio, en la hipocresía y en la protección policial.

En el rebaño gobernante parece haber discrepancias y enfrentamientos así que lo principal es taparlo, volverlo a unir y todo lo demás…lo demás ya se arreglará a base de decretazo.
Emaleth

No hay comentarios: